¿Conoces la diferencia entre tipo y estado de la piel?
Es muy importante conocer los diferentes tipos de piel para poder identificar las necesidades de la misma.
Ya que, dependiendo del tipo de piel, vamos a precisar de unos u otros cuidados: protocolos y rituales.
El tipo de piel se determina genéticamente.
Sin embargo, el estado de nuestra piel puede variar considerablemente según los diversos factores internos y externos a los que es sometida.
“El tipo de piel de una persona no cambia, pero si puede variar el estado de la misma en función de factores como puede ser los cambios de estación, el estrés, los tratamientos muy agresivos, la mala selección y uso de cosméticos, etc. Según el tipo de piel debemos seleccionar las texturas adecuadas”
Los farmacéuticos especializados en Dermocosmética, pueden identificar estos parámetros: tipo y estado de la piel, para ayudarte a construir tu rutina diaria.
Hay bastante controversia en cuanto a la clasificación de los tipos de piel, no obstante, aquí te presento la que recoge los 4 tipos básicos de piel sana:
4 tipos básicos de piel sana
- Normal: «Normal» es un término de amplio uso para referirse a una piel en buen equilibrio. El término científico para piel con buen equilibrio es el de «eudérmica».
- Seca: «Seca» se utiliza para describir un tipo de piel que produce menos sebo que la piel normal. Como consecuencia de la falta de sebo, la piel seca carece de los lípidos que necesita para retener humedad y formar un escudo protector frente a influencias externas.
- Grasa: «Grasa» se usa para describir un tipo de piel que tiene una elevada producción de sebo. Esta producción excesiva se denomina «seborrea».
- Mixta: La piel mixta es, como su nombre indica, una piel que consta de una mezcla de tipos de piel. Muchos la consideran un subtipo de piel grasa.
- Piel sensible: «REACTIVA O ALÉRGICA: Necesita calmar ardor, tirantez y picor. Pérdida elasticidad, origina pequeñas fisuras y descamación facilitando la penetración de sustancias agresivas e irritantes.
Piel seca:
- Aspecto apagado, mate, espesor fino, poro cerrado e imperceptible a simple vista, tono blanco rosado.
- Tacto áspero, descamación frecuente, sin imperfecciones.
- Piel tónica, presenta arrugas, vulnerable a agresiones externas: frío, viento y sol. Primeras en envejecer.
- Falta de lípidos y/o pierde agua.
- Broncea con dificultad, suele aparecer eritema. Influye fototipo.
- Tolera mal el agua y el jabón, aparece sensación de tirantez, incluso prurito y grietas; hay que decantarse por otro tipo de limpieza.
Piel grasa:
- Aspecto brillante, gruesa y poro dilatado, tono cetrino, opaco y amarillento.
- Tacto suave a la vez que untuoso.
- Piel que presenta flacidez o falta elasticidad, resistente a la vez que sensibilizada, tendencia acnéica y taponar poros, miliums, alteraciones capilares.
- Respecto a la relación agua/lípidos, este tipo de piel presenta contenido en sebo alto, tendencia a imperfecciones, deshidratación y asfíctica.
- Tolera bien el sol y se broncea bien. Influye fototipo.
- La limpieza con agua y jabón es muy bien tolerada.
Preguntas clave para diferenciar una piel seca y/o deshidratada de una piel grasa o mixta:
¿Nota tirantez cuándo limpia la piel con agua y jabón? Su piel es seca o está deshidratada.
¿Nota brillos en la zona T? ¿El maquillaje no permanece en zona T? Su piel es grasa o mixta.
Piel mixta; subtipo de grasa:
- Aspecto brillante, de piel gruesa y poro dilatado en zona T, tono no uniforme.
- Tacto untuoso, con alta secreción de sebo en la zona T (frente y nariz).
- Se trata de una piel que dependiendo de su localización es seca o grasa, debido a una distribución de glándulas sebáceas no homogénea.
- Necesita equilibrar lípidos en la zona T.
- Tolera bien el sol y se broncea bien al sol en exposiciones normales. Influye el fototipo.
- Respecto a la limpieza, el agua y el jabón irritan la zona U (mejillas y barbilla), provocando tirantez en mejillas.
Piel sensible, reactiva o alérgica:
- El aspecto de este tipo de piel es frágil, espesor fino, capa córnea engrosada, rojeces difusas.
- Tacto rugoso, descamación.
- Necesita calmar ardor, tirantez y picor.
- Presenta pérdida de elasticidad, origina pequeñas fisuras y descamación facilitando la penetración de sustancias agresivas e irritantes.
- Falta de lípidos en el estrato córneo, tendencia a perder función barrera.
- Reactiva frente a estímulos a los que una piel normal no reacciona.
- Aumenta posibilidad de desencadenar reacciones alérgicas (menos frecuente).
- Tolera mal el sol, se broncea con dificultad, y suele aparecer eritema.
- La limpieza debe ser muy delicada. No tolera agua y jabón, sensación de tirantez, incluso prurito y grietas.
Estados de la piel
El estado de la piel es temporal en muchos casos, pero hay que tenerlo en cuenta a la hora de hacer la recomendación de los tratamientos de indicación farmacéutica y productos cosméticos.
Entre los numerosos factores internos y externos que determinan el estado de la piel destacan los siguientes:
- Clima y contaminación.
- Cambios de estación.
- Tratamientos agresivos.
- Medicación.
- Estrés.
- Factores hereditarios que influyen sobre los niveles de sebo, sudor y factores hidratantes naturales que produce la piel.
- Mala selección de los productos que se utilizan para el cuidado de la piel.
Diferentes estados de la piel
Los productos para el cuidado de la piel deben seleccionarse para que se adapten al tipo de piel y afronten el estado de la misma. El estado de la piel, es clave a la hora de proponer una rutina.
Piel con manchas:
Las manchas en la piel o melanodermias se producen por una alteración en el proceso de pigmentación natural cutáneo. La melanina es la sustancia que confiere pigmentación a la piel.
Piel con acné:
El acné vulgaris es una afección cutánea caracterizada por un exceso de producción de sebo, que aparece fundamentalmente en la adolescencia. Es en esta etapa cuando se produce el pico androgénico necesario para el desarrollo de las glándulas sebáceas.
Piel con sudoración excesiva:
El sudor excesivo o hiperhidrosis se entiende como la producción aumentada de sudor respecto a la de las condiciones fisiológicas normales.
Piel con rosácea:
La rosácea es una alteración crónica cutánea que afecta al rostro y produce crisis de enrojecimiento (flushing) y lesiones permanentes localizadas en la zona central de la cara (mejillas, frente, nariz, boca y mentón).
Piel deshidratada:
- La piel puede sufrir un estado de deshidratación por pérdida de agua, en el que se observan líneas de expresión más marcadas y aumento de la descamación.
- Valores bajos de hidratación y elasticidad.
- Aspecto mate, sin luminosidad.
- Finas líneas de expresión y arrugas más pronunciadas, envejecimiento prematuro.
- Poros alargados, estrías de deshidratación y fácil descamación.
- Tacto áspero, rugoso y tono irregular.
- Sensación de tirantez, tolera muy mal los jabones, broncea difícilmente, piel sensible irritable, vulnerable a agresiones externas.
Piel con hematoma:
El hematoma se produce por un sangrado dentro de la piel a consecuencia de una rotura de los vasos sanguíneos por un traumatismo.
Piel envejecida:
- El paso del tiempo produce un descenso de la regeneración tisular.
- La epidermis se vuelve más delgada y es menos eficiente para regenerarse.
- En la dermis disminuye la producción de colágeno, lo que da lugar a mayor flaccidez.
- Y en el tejido subcutáneo perdemos células adiposas, de modo que disminuyen su volumen y elasticidad.
Piel asfíctica:
- Englobada en pieles tendencia grasa, que libera sebo al exterior.
- Debe protegerse del sol.
- Falta de riego sanguíneo. Aplicación de cosméticos inadecuados (demasiado astringentes u oclusivos), por lo que se obstruye el folículo pilosebáceo. Necesario cambio rutina.
- Presenta quistes tipo MILIUMS y/o piel DESCAMADA.
- Deshidratación, exceso de queratinización piel.
- Los poros presentan comedones, brillos en zona T, quistes milium zona contorno de ojos y mejillas, sobre todo.
- Es una piel mate y con posibles brillos en zona T.
- Alteraciones de la pigmentación, y rojeces. Rugosa.
- Sensible, se irrita con productos astringentes.
- No se deben usar jabones ni peelings agresivos.
Piel deshidratada vs. piel seca
La piel deshidratada pierde agua de forma excesiva.
La piel seca tiene menor cantidad de lípidos (piel seca alipídica) y también puede deshidratarse (piel seca deshidratada).
Cuando la piel está deshidratada, la epidermis y sobre todo la capa córnea sufren la falta de agua.
Una piel deshidratada es un estado temporal, y puede darse en todas tipologías cutáneas (piel grasa deshidratada, piel normal deshidratada, piel sensible deshidratada, etc).
- Sobre la piel deshidratada las finas líneas de expresión y arrugas son más pronunciadas.
- Una correcta hidratación de la piel, es clave en la prevención de las arrugas más profundas y protección frente agresiones externas.
- En la piel hidratada, el maquillaje queda más uniforme.
- Una piel hidratada permite una mejor penetración y eficacia de los tratamientos.
La piel es nuestro órgano más sensorial
En muchísimas ocasiones hemos leído que nuestra piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, también que es el más expuesto, una barrera entre el interior y el exterior, y por supuesto, así es.
Ante cualquier alteración importante de la piel debemos acudir al dermatólogo, quien analizará y descartará, o no, cualquier problema biológico.
Sin embargo, muy pocas veces reparamos en que nuestra piel es nuestro órgano más sensorial.
Es un órgano conectado directamente con el cerebro gracias a todas sus terminaciones nerviosas, que capta, procesa y transmite una gran cantidad de estímulos en el día a día, y estos nos afectan.
LAS EMOCIONES SE VEN EN LA PIEL, la piel tiene mucho en común con el sistema nervioso porque tienen el mismo origen embriológico y comparten neuromoduladores que transportan la información interna.
Los estudios demuestran que el 80% de las enfermedades de la piel tienen origen psicosomático, es decir, los factores psicológicos influyen en ellas.
Es tan importante esta relación que existe una nueva especialidad: la psicodermatología, que aporta una visión mucho más amplia de lo que indican los problemas de la piel.
Cuando la relación mente-cuerpo se ve alterada debido a emociones y sentimientos negativos, modificaciones del ciclo vital o situaciones de alto impacto emocional, las cuales producen estrés, pueden representarse en forma de síntomas o enfermedades físicas.
Estos factores desempeñan un papel importante no solo en la aparición de las manifestaciones en la piel, sino, también en su mantenimiento y su cuidado.
Podemos concluir que, para el tratamiento de determinadas alteraciones de la piel, es necesario un análisis integral:
- Por supuesto atender el punto de vista terapéutico.
- Pero, también contemplar todas las esferas de la vida del paciente de forma individualizada.
En cualquier caso, el tratamiento de cualquier problema dermatológico va a precisar de productos DERMOCOSMÉTICOS eficaces y específicos tanto para prevenir, como tratar y aportar confort a la piel.
«Autocuidado, Salud y Belleza»
Por Inmaculada Vicente María